sábado, 28 de mayo de 2011

Georges Braque (Francia, 1882-1963)

Nacido en Argenteuil, cerca de París, Braque se familiarizó pronto con los pinceles, pues su padre dirigía una empresa de pintura decorativa y él mismo, desde joven, trabajó como pintor decorador. Más tarde incorporaría a sus cuadros las técnicas aprendidas en esos años de formación, y su interés por lo táctil -también reminiscencia de dicho oficio- le llevaría a elaborar superficies con varias texturas, que intensificaban el carácter tangible del cuadro y del objeto representado. En 1899 se trasladó desde El Havre -donde pasó la mayor parte de su adolescencia- a París, pero no expuso sus primeras telas -en la estela del fauvismo- hasta 1906, en el Salón de los Independientes.



Otoño de 1907
Gran bañista, 1907-1908
Las deformaciones del desnudo son resultado del aplanamiento y torsión del personaje, captado a la vez desde distintos ángulos.
Una fecha importante en su vida fue la del encuentro con Picasso, ocurrido en el estudio de éste en otoño de 1907, en donde pudo ver, aún sin terminar, Las señoritas de Avignon. La amistad entre Braque y Picasso fue un típico ejemplo de atracción de contrarios. En palabras de un amigo común, "Braque era claro, mesurado, burgués; Picasso, sombrío, excesivo, revolucionario". Y, sin embargo, el lenguaje nuevo que crearon y compartieron respondía a las necesidades tanto del uno como del otro. Desde 1908 hasta que la guerra los separó, en 1914, mantuvieron una amistad enriquecedora. "Nos veíamos todos los días -cuenta Braque- discutíamos, ensayábamos las ideas que nos llegaban y comparábamos nuestras obras respectivas". Como Picasso se dejaba seducir por diferentes posibilidades en cuanto a morfología, configuración e iconografía, las grandes líneas de evolución del cubismo son más fáciles de percibir en la obra de Braque.

El cubismo 
Aria de Bach, 1912-1913
La sobria construcción de este papier collé busca establecer una correspondencia visual con la música de Bach.
De hecho, muchas de las innovaciones que introdujo en el arte la práctica cubista -la inclusión en el cuadro de letras de imprenta, los pigmentos mezclados con arena, las imitaciones de madera y mármol, e incluso la escultura cubista- son creaciones de Braque, aunque Picasso las llevara hasta el límite. En cambio, la técnica del papier collé la tomó Braque de una obra de Picasso de 1912, Naturaleza muerta con una silla de paja un cuadro oval con un pedazo de hule en su parte inferior. Braque realizó muy poco después Frutero y vaso, donde tres pedazos de papel de empapelar imitando maderas se combinan con un dibujo al carbón. Comparando las piezas de uno y otro en este terreno también pueden confrontarse las distintas personalidades artísticas de Braque y Picasso, La sensibilidad de Braque para una armonía de composición fundamental y penetrante ha transformado su repertorio de objetos humildes en un diseño de rara elegancia. Por su parte, Picasso, que observaba intensamente las cosas reales, podía ignorar las consideraciones decorativas, a fin de comunicar la experiencia inmediata que sacaba de ellas. Picasso contaría en una ocasión cómo, al despedirse de Braque en la estación de Avignon, en 1914, cuando éste marchaba a combatir en la Primera Guerra Mundial, se dijeron adiós para siempre. En realidad fue así, pues nunca volvieron a trabajar juntos. La guerra había apartado sus respectivos mundos. En una carta a Kahnweiler de 1919, Braque habla de lo que le parece una deserción de su antiguo amigo: "Picasso ha creado un nuevo género llamado ingresco", decía refiriéndose a las imágenes del mundo de la danza y a sus retratos naturalistas. A pesar de todo, en sus respectivas obras abundarían, durante las décadas siguientes, las semejanzas y los contrastes.

Un nuevo estilo
Bodegón del clarinete, 1927
En 1915, Braque recibió una gravísima herida en la cabeza que le obligó a una larga convalescencia y lo mantuvo alejado de la pintura hasta 1917. En 1919 su nuevo marchante, Léonce Rosenberg, le organizó una exposición individual. La serie de naturalezas muertas que realiza en esos años y durante la siguiente década, con una paleta restringida de verdes, ocres y blancos sobre una capa de negro, le aportó fama internacional. Durante los años treinta, el estilo de Braque cambia: los colores sucios de sus anteriores obras son sustituidos por tonos sutiles y delicados -rosas, verdes pálidos, amarillos y lavandas-, y los objetos parecen lejanos e inmóviles, producto del confinamiento estético en el que surgen: Braque vive en estos años ajeno a todo lo que ocurre fuera del taller, y sus motivos no proceden tanto de la naturaleza como de dibujos y esquemas realizados a partir de pinturas preexistentes.

El eterno clásico
Atelier II, 1949
De 1931-1932 data el primero de sus héroes y divinidades griegas, tratados en diseños de líneas blancas grabadas en grandes paneles de yeso negro, y los dieciséis grabados para la edición de Vollard de la Teogonía, de Hesíodo, el. más importante de sus libros ilustrados. Los temas griegos vuelven a aparecer en 1945, en las litografías de Helios y Faetón, en sus esculturas planas y, a mayor escala, en su pintura sobre papel Ayax, de 1949-1954. Estas obras han sido consideradas como simples ejercicios formales, esencialmente desprovistos de significados simbólicos, a modo de contribuciones tardías al amplio retorno de los temas y contenidos clásicos ocurrido después de la Primera Guerra Mundial. Es en una serie de ocho lienzos, cada uno con el título de Atelier, creados entre 1948 y 1955, donde Braque resumió y coronó su carrera pictórica. El tema de esas pinturas no es tanto el taller como el espacio extraño que se encuentra entre las cosas mismas. Los objetos están presentados en una corriente de tiempo, cambiando constantemente de posición, de modo que nada es enteramente visible en un solo instante dado. La aparición espectral de un pájaro en la parte superior transporta al espectador no hacia afuera, al mundo de la naturaleza, sino al interior del universo pictórico de Braque; allí donde, como escribió en sus cuadernos, "el presente es perfecto".